El día de muertos y el camino hacia el Mictlán

El día de muertos es la tradición más viva de México y una de las más representativas. Es una celebración a la memoria  y un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido. Un día en el que regresan aquellos seres queridos que han partido al mundo del más allá, que además, tiene una estrecha relación con el inframundo azteca, el Mictlán. ¿Qué tanto conoces sobre este día lleno de colores?

El culto a la muerte ha sido una celebración mexicana desde tiempos prehispánicos y tiene sus orígenes en la sangre mexica o también conocida como azteca. El día de los fieles difuntos en la visión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa al mundo de los vivos. Así conviven con sus familiares, asimismo, se nutren de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor. 

El día de muertos no representa la ausencia de una muerte, representa más bien a una presencia viva; la muerte es un símbolo de la vida que se materializa en el altar ofrecido en el que se pueden colocar diversas ofrendas, como artesanías, comida, juguetes, etc. Es más que una simple celebración, pues conlleva una gran trascendencia popular ya que comprende diversos significados desde filosóficos hasta materiales.

El origen del día de muertos

De acuerdo con los historiadores, los mexicas tenían varios períodos a lo largo del año para celebrar a sus muertos. Los más importantes se realizaban al terminar las cosechas entre los meses de septiembre y noviembre. 

Esta sociedad creía que la vida continuaba en el más allá, razón por la que consideraban la existencia de cuatro destinos para las personas, según la forma de morir. Estos están detallados de la siguiente manera: 

  • Tonatiuhichan o “casa del sol” era el sitio al que iban los guerreros muertos en batalla, los capturados para el sacrificio y las mujeres embarazadas.
  • Tlalocan, un tipo de paraíso al que llegaban todos los que morían por el agua.
  • Chichihualcuauhco, un espacio destinado para los bebés muertos, ahí eran amamantados por un enorme árbol nodriza hasta que “volvieran a nacer”.
  • Mictlán, el reino de los muertos y destino de las personas que fallecían por causas no relacionadas al agua, la guerra o el parto.

Además, creían que al llegar al Mictlán, los muertos debían realizar un largo proceso en el que eran ayudados por un perro, el xoloitzcuintle

Catrinas y catrines de barro, foto de La Reina de Tonalá

El camino hacia el Mictlán

Este es el destino al que iban la mayoría de los muertos, pero para que un difunto pueda arribar al Mictlán debe esperar cuatro años. Durante esos años es devorado por Tlaltecuhtli, la diosa de la tierra. 

De acuerdo con el gran diccionario Náhuatl, Mictlán significa infierno, otros lo traducen como el lugar de los muertos. A esta región se le conoce en algunos lugares como “nuestra casa definitiva”. “el lugar común a donde iremos a destruirnos, a perdernos” y un sin fin de nombres más. 

Algunas leyendas definen al Mictlán como un lugar desconocido, peligroso y oscuro el cuál tiene nueve niveles, estos se relacionan con la putrefacción, lo fétido, lo frío, lo húmedo, lo acuoso, la oscuridad y la noche. 

Los animales relacionados con el Mictlán eran búhos, murciélagos, gusanos y ciempiés, los cuáles estaban al servicio de Mictlantecuhtli y su esposa Mictecacíhuatl. Ellos eran la pareja más importante de las regiones del inframundo y habitan la más profunda de ellas, a donde llegan los hombres a descansar, no sin antes entregar a las deidades presentes valiosos.

Una vez que se era devorado, se iniciaba un viaje por los nueve niveles del inframundo azteca. 

Los nueve niveles del Mictlán

1. Itzcuintlan

En español, significa el lugar de los perros. Es aquí donde el viajero se encontraba con su guía, un xoloitzcuintle cuya primera misión era ayudarte a cruzar el mortífero río Chiconahuapan.

2. Tepectli monamictlan

En el lugar de los cerros que se juntan se hallaban las raíces de las grandes montañas de México. De acuerdo al mito, en este nivel se encontraban dos formaciones rocosas que chocaban entre sí; el espacio que se abría entre ambas, era el paso al siguiente nivel.

3. Iztepetl

Este sitio, llamado el lugar de los filosisimos pedernales, era una montaña cuyo suelo estaba plagado de las mentadas rocas. Los muertos debían atravesarlo y aguantar largos kilómetros de tormentoso dolor físico.

4. Itzehecayan

El lugar de los vientos de obsidiana. Los famosísimos pedernales desaparecían de la superficie de la sierra, pero daban paso a heladas ventiscas. Los muertos debían abrirse paso a través de hielo y nieve.

5.- Paniecatacoyan

El lugar donde la gente vuela como banderas se caracterizaba por sus fuertes vientos que, efectivamente, hacían volar a quienes lo atravesaban. Los vientos, como entidad divina y viviente, manipulaban a los frágiles viajeros a capricho, y era él quien decidía cuándo dejarlos elevarse al siguiente nivel.

6. Timiminaloayan

Este sitio era verdaderamente angustiante, pues se trata del lugar donde la gente es flechada. Arqueros invisibles asaetean a quienes llegaban a este nivel, en representación de todas las batallas que los difuntos habían perdido en vida.

7. Teocoyohuehualoyan

El viaje continúa en el lugar donde los jaguares se comen tu corazón. Aquí, los difuntos se encontraban con Tepeyollotl, el Señor de los Jaguares que arrojaba a los salvajes felinos gigantes sobre los viajeros. La prueba que éstos debían pasar era superar el desprendimiento de su corazón y seguir adelante.

8. Izmictlan Apochcalolca

El penúltimo nivel, la laguna de aguas de humo. El reto aquí era atravesar un río de agitadas aguas negras donde inevitablemente todos los restos humanos se veían arrastrados por el agua junto con el espíritu de los difuntos.

9. Chicunamictlan

Aquí, en las nueve aguas, los muertos se veían rodeados de una densa niebla que les impedía moverse y siquiera mirar a su alrededor. Luego de sufrir un extremo cansancio en los 8 anteriores niveles, los viajeros podían descansar en este mientras reflexionaban sobre su vida. Dice el mito que la meditación se volvía tan intensa, que el alma se liberaba de toda atadura y finalmente se integraba al todo del cosmos y la existencia. Después de esta hazaña, Mictlantecuhtli y su consorte, Mictecacihuatl, consentían el descanso eterno del difunto.

Juego de jarra y copas de vidrio soplado, foto de La Reina de Tonalá

Ahora ya conoces más sobre la relación entre el Mictlán y el día de muertos, así como la razón por la que está tan estrechamente ligado a esta mítica celebración mexicana. Esperamos que te haya gustado este artículo, te invitamos a a seguirnos en nuestras redes sociales.

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